domingo, 31 de julio de 2011

Ruido

Cuando llega la noche y todo su peso, mientras das vueltas en tu órbita desordenada, cae de golpe toda la distancia sobre ti, te aprisiona los huesos, no sale la voz…
Todos esos ruidos no te tocan, todas esas luces no te templan.
Caerás.

Un vaso. Un vaso trasparente, común, inocuo, simple, que cae, se barre, se tira, se olvida. Inútil, no cumplió su función, no sació.

Cuando atardece como hoy, con tanta luz, con tanta luz absurda que no ilumina, que no llega dentro, que no llena el vacío, que no sabe hablar, que no sabe apreciar, que no sabe mirar…
Sales corriendo esperando que no te alcancen, todas esas caras, todas las sonrisas, todos los nombres…
No forman palabras.

Ruido.

No puedes verme, detrás de todo como estoy, bajo de todo como estoy.

Un vaso. Un vaso trasparente, común, simple, que acumula aire, olvidado en un lugar sin función, perdió su nombre, se olvida. Inútil. Deja de existir.

lunes, 18 de julio de 2011

Y de nuevo...

Fruto efímero.
Brevedad, inmensa brevedad que te revuelve desde dentro, vaciándote… si es que alguna vez hubo algo, si es que alguna vez respirar será suficiente.

Madera, sal, cansancio.

lunes, 11 de julio de 2011

Me engaño

Me engaño.

Voy devorando sombras,
para hacerme un vestido de aire.
Giro.
Mirando su vuelo.

Al crecer se acumulan pliegues,
pero los ojos siguen, cafés.
Salto.
Mirando al cielo.

Como quien estira los dedos para alcanzar un sueño…

Es sólo que mis dibujos agonizan y las palabras se amotinan,
¡qué difícil nadar contra el silencio!

Pequeñez que aprisiona a mi cuerpo de por sí enjuto…
Amasijo de hierros

Cuento mis dedos, sus huesos, sus minúsculas venas…
con mis yemas, sonrosadas, que tocan torpes los días que pasan,
tratando de contar…

Y escribo, desde este vacío inmenso encerrado a presión en el espacio pequeño que me dejas,
como un torrente seco que espera la lluvia para desbocarse… sin orden, sin pensar. Absoluta nada.