viernes, 30 de diciembre de 2011

Tu desprecio

Habla la rabia.
No soy una masa informe de barro en tus manos.
Ni la muñeca, de sonrisa congelada, con la que bailas y tiras del pelo.
No soy un trofeo.

Habla el orgullo.
Yo te hice un traje brillante.
Yo he tejido, día a día, las letras que te envuelven,
tapando los agujeros que has ido sembrado de silencios.
Yo te he hecho único.

¿Cuánto crees que aguantaré?

El vacío no tiene aire. ¡Me asfixio!

viernes, 28 de octubre de 2011

La mordaza

http://corazonhada-madrina.blogspot.com/
Ansío.

Tiemblo.
Me araño por dentro.
Todo lo que callo, lo que guardo, lo que pierdo, lo que sangro…  voy derrochándome poco a poco, como un grifo roto que agoniza en su propio metal.
Es un rompecabezas incompleto y absurdo, repleto de tachones, que va dejando agujeros en mí, dejándome expuesta.
El viento arremete, a veces, con tan suave languidez que  duele como si se llevara mi vida con él. Tan ligero, tan breve, tan blanco…
Espero.
Me desbordo en grafías y fonemas que se enredan solos… no dicen nada.
Mis labios y mis dientes revolucionarios se fruncen, atrapando a mi verborrea en un silencio cansado… mis dedos se retuercen nerviosos en mis manos de uñas cortas. Mis pestañas fingen huir mientras mis ojos de animal disecado se quedan sin brillo.
Callo.
Mi urna es de hierro forjado, un colador oxidado y feo, vulgar y frío. Azul. Parece un desierto, pero está repleto de mí. De mis días buenos, de mis días malos, de mis días grises, de los que dejo escapar, de los que guardo, los que bordo, los que coso, de las cosas que creo, de los monstruos que dibujo… es un jardín frondoso que tengo que callar. Cuando lo escondo lo mato, porque yo soy un universo gritón…
Por más que empiece de nuevo, con mimo, a darle aliento, lo que dejo caer no vuelve igual…
Muero.
Pasan los segundos, abro los ojos, aquí estoy. Detrás de la cortina de hierro aún puedo ver esta habitación, el agua que me rodea tan húmeda y fría no es más que aire de gota fría unido a la luz de un flexo despiadado. Hoy no hay rastro de ti.
Ofelia se mira al espejo.  

jueves, 20 de octubre de 2011

¿Y si aún me siento a esperarte?

El olvido está hecho de la misma esencia del recuerdo,
tiene sus mismas caras, sus olores, sus jirones…
Es una cuerda de la que se estira de ambos lados,
pero en la que alguien deja de asir y,
al otro extremo,
alguien cae.

En el vacío.
En el silencio.
En la nada.

Y tiene que guardar sus lágrimas,
ocultar los arañazos, los pedazos de expectativas,
los sueños, las voces, los días, las hojas y los cuadernos…
en una celda que huele a vino dulzón y caliente,
que no se bebe,
vinagre.

Es el vacío.
El silencio.
La nada.

Que te golpea con furia cuando sigues apretando tu lado de la cuerda,
henchida, desgatada, húmeda,
que se deshace en las manos…

What the water gave me

jueves, 29 de septiembre de 2011

Todas las vueltas que he dado

De pronto, la imagen del espejo me grita: ¡¿dónde estás?!
Y no puedo responderle.

Persigo un cometa que se aleja de mí y que me golpea con el hielo que desprende.

Miro a mi alrededor… me he caído y todo está al revés.
Sólo puedo decir que estoy cansada de sembrar en el desierto.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Exabrupto

Cuando se me mete algo en la cabeza se queda ahí dando vueltas, de forma obsesiva, hasta que lo dejo salir… la mayoría de veces a trompicones.
Debe ser mi naturaleza de trozo de hielo o mi locura, o la mezcla de ambas en plan cóctel barato, el caso es que le doy a todo mil vueltas. Por más empeño que ponga no se estar callada en mi cabeza, por más que trato no esperar más espero, aunque lo más curioso es que no sé el qué.
Para ser sincera le doy vueltas a muchas cosas, pero el 99% de las veces se resume en ti; en ese no-nosotros que nos acompaña (me acompaña) desde que nos conociéramos, desde que te atacara (para ser fiel a la historia, si es que hay alguna manera de hacerlo).
Seguramente, desde ese primer momento, desde ese abordaje, te hice único… pero como siempre en mi vida fui la última en darme cuenta. Y claro, una vez haces a algo o a alguien único ya no hay forma de volver atrás, incluso aunque desaparezca como la fabrica vieja.
¿Y porqué escribo esto? Pues si te digo la verdad, no tengo la más remota idea. Simplemente quería escribirte, aunque en realidad quería hablar contigo, que no es lo mismo que hablarte, que mucho menos es lo mismo que escribirte y que de vez en cuando me contestes. Seguramente es eso, casi con toda probabilidad.
Así que he ahí la cuestión, ¿qué es esto? ¿debería guardarlo para mí? ¿debería mandarlo como email? ¿dejarlo en mi cajón de sastre, esperando a que lo leas cuando se de sobra que no lo haces?
No te preocupes, no creo que tarde mucho en decidirlo, ya sabes, tengo un enorme problema con mi ego, aunque escriba basura anhelo exhibirlo… aunque el problema radica en que el público que me interesa eres sólo tú.

viernes, 5 de agosto de 2011

Cosas que no hablaremos

El día que deje de buscarte…
y se deshagan los mensajes antes de escribirlos,
cuando ya no pueda reconocer mi voz,
o recordar tu risa…

El día en el que el poco optimismo que me queda,
me ataque con rencor, destrozándome la cara…

¿Vendrás tú a buscarme?

El tiempo no espera, y se me lleva a golpes,
por más que trato de resistir.
Por más que abrazo a las cerillas
no me templo.

Me estoy quedando vacía.

¿Tendré que llenarme de piedras?

Si he de temblar que sea de frío y no de ausencia.



 El hambre que siento me vacía por dentro,
dejándome hueca, muerta.

No sé si al final, al dejar caer todo,
la balanza me asestará un golpe de gracia,
brillando y burlándose de mí.

Y mientras, aquí seguimos, mis miles de yo,
encogidas pese al húmedo calor…

Hay tantas cosas que no deberían importar,
y sin embargo están aquí,
lanzándose camicaces una y otra vez,
embistiéndome sin compasión.

Tantos golpes de aire.
Tanta lluvia en días de sol.
Tanto que decir perdiéndose en el silencio.

Y mi piel.

Ya queda poco de mí, de mi inmensa yo,
de los pájaros de mi cabeza,
de mis palabras...

Dime… ¿para  qué seguir cosiendo?

domingo, 31 de julio de 2011

Ruido

Cuando llega la noche y todo su peso, mientras das vueltas en tu órbita desordenada, cae de golpe toda la distancia sobre ti, te aprisiona los huesos, no sale la voz…
Todos esos ruidos no te tocan, todas esas luces no te templan.
Caerás.

Un vaso. Un vaso trasparente, común, inocuo, simple, que cae, se barre, se tira, se olvida. Inútil, no cumplió su función, no sació.

Cuando atardece como hoy, con tanta luz, con tanta luz absurda que no ilumina, que no llega dentro, que no llena el vacío, que no sabe hablar, que no sabe apreciar, que no sabe mirar…
Sales corriendo esperando que no te alcancen, todas esas caras, todas las sonrisas, todos los nombres…
No forman palabras.

Ruido.

No puedes verme, detrás de todo como estoy, bajo de todo como estoy.

Un vaso. Un vaso trasparente, común, simple, que acumula aire, olvidado en un lugar sin función, perdió su nombre, se olvida. Inútil. Deja de existir.

lunes, 18 de julio de 2011

Y de nuevo...

Fruto efímero.
Brevedad, inmensa brevedad que te revuelve desde dentro, vaciándote… si es que alguna vez hubo algo, si es que alguna vez respirar será suficiente.

Madera, sal, cansancio.

lunes, 11 de julio de 2011

Me engaño

Me engaño.

Voy devorando sombras,
para hacerme un vestido de aire.
Giro.
Mirando su vuelo.

Al crecer se acumulan pliegues,
pero los ojos siguen, cafés.
Salto.
Mirando al cielo.

Como quien estira los dedos para alcanzar un sueño…

Es sólo que mis dibujos agonizan y las palabras se amotinan,
¡qué difícil nadar contra el silencio!

Pequeñez que aprisiona a mi cuerpo de por sí enjuto…
Amasijo de hierros

Cuento mis dedos, sus huesos, sus minúsculas venas…
con mis yemas, sonrosadas, que tocan torpes los días que pasan,
tratando de contar…

Y escribo, desde este vacío inmenso encerrado a presión en el espacio pequeño que me dejas,
como un torrente seco que espera la lluvia para desbocarse… sin orden, sin pensar. Absoluta nada.

martes, 7 de junio de 2011

Al César…

Bella Calipso.
Cálida.
Alegre.

Fértil.

Yo soy invierno.
Taciturna, engreída, y fría.

Pero fuerte.

De la fortaleza del Céfiro,
iracunda y cambiante.

No temo tus sombras,
yo soy la noche.

No te culpo…

Bella es Calipso.
Cálida.
Alegre.

Fértil.

Yo no compito.

Migajas

La silla vacía.
La tierra yerma.

Los ecos de la tormenta repican, en forma de lluvia insidiosa.
Tu silencio me agota.

Tirito envuelta en la nada, hecha de nada, herida de nada.
Fantasía agoniza.

Rózame.
Para saber que existo, aunque sea dentro de un cajón perdido.

Yo cargaré con tu peso y el mío, y el otro;
pero dame el aliento, breve y ligero de tu respiración.

Sobreviviré a base de instantes,
cosiendo con lágrimas tu luz intermitente,
para hacer del abismo un mar templado.

Dame las sobras,
que yo dibujaré jardines frondosos.

Tengo alma de faro
y soportaré tus embistes pasajeros.
Subsistiré a base de abrazos al aire,
sabiéndote errante,
con fe en tus retornos fugaces.

Pero dame el hálito.
Ya te lo dije,
a ti no puedo inventarte.


miércoles, 18 de mayo de 2011

La condena

El mar de naranjos,
la luz cambiante entre mis dedos,
el traqueteo del tren.
Otro tiempo, otra vida, otra yo.

¡Qué gris! Todo gris, infinitamente gris.

Veinte años y su fuerza,
que año tras año se han ido gastando.

¡Zas! Una vuelta, y te das contra un espejo.

Ni el muelle ni la fábrica están en pie,
y las golondrinas anidan en otra parte.

Son los golpes de Vallejo,
que dejan agujeros hondos
donde se cuela el viento.

¡Qué débil! Tan frágil, quebrada.

Tenía que salir corriendo.

Ahora me escondo,
tratando que no me encuentre el tiempo.

Persigo a un dragón enorme y plateado,
que me raciona el aire,
que huye de mí.

Yo sólo puedo seguirle, como un perro fiel,
plagado de pulgas.

lunes, 9 de mayo de 2011

El motín

Mi orgullo tirita.

Aprieto con fuerza cada palabra,
cada espacio,
cada silencio.

Y los cuido con mimo.

Pero se escapan las cerillas,
golpeándose unas con otras,
camicaces.

Arden.

Me gritan.

No puedo calmarlas.

Quieren oirte, quieren sentirte, quieren vivirte...
Quieren que me oigas, que me sientas, que me vivas...

No temas, son efímeras.

Sólo yo me quemo.

Ligera

A trompicones me desvisto.

Mis manos son pequeñas y torpes.


La noche apunta maneras

y, la brisa tararea jugando en mis oídos.


¡Qué pronto pasa este día!



Me miro al espejo.

No te veo.




jueves, 14 de abril de 2011

Me abrazo las rodillas

Tengo un jardín en la terraza, lleno de bombillas apagadas en macetas.
Las miro cada día, esperando que crezcan y florezcan, dándome luz.
Les hablo y, de vez en cuando me parece ver un destello…
Luego me doy cuenta que es el reflejo de mi cara paliducha

Pero es tarde, ya se me ha hecho un nudo en el estómago.

Hay quien cuida plantas, o tiene alguna mascota…
Yo soy la dueña de lo inútil.

Supongo que mi mundo parece inerte y frío, muerto.

Respiro, de forma lenta y difícil, como dicen los libros y,
aunque miro complacida mi jardín
-ego-
Sé que sólo yo veo mis dibujos.

Trago saliva  -amarga pregunta: ¿no me ves?-

sábado, 9 de abril de 2011

Babel

Todo igual.
Sus miedos.
Sus gritos.
Indefensa,
Hiriente.

Todo igual.
Nuestros miedos.
Los gritos.
Indefensos.
Hirientes.

Palabras que no se dicen.
Lágrimas que se esconden.

Y ojos tristes.
Pozos oscuros.

Abrazos que no llegan.
Reproches.

Dolor, profundo.

Lazos, sogas, arena.

Y silencio. Siempre. Silencio.

Caretas.

Abril seco

Gota a gota, se filtra la sal.
Demasiadas lágrimas.

Por más que empuje,
la herrumbre  avanza.

Pongo mis manos, pequeñas,
como un paraguas…
Hay más manos, y gritos, y truenos.

Quiero estirar mis brazos,
como una ola imparable,
estampida silenciosa.
Me contengo.

Siempre.

Quieta.

Muerta.

viernes, 8 de abril de 2011

No te valgo la pena

Cuando caiga y me sangren las rodillas
al huir del tiempo, estaré sola.

Cuando el lobo aúlle
y yo tiemble de miedo, estaré sola.

Mis dibujos saldrán corriendo,
detrás de ti,
acompañando tu retirada.

Me arañaré la cara.

No habrá huellas.
No será París,
ni habrá aguaceros.

Puedo inventar cuentos de dragones,
escondidos en cuevas insondables.

Puedo crear puentes imposibles,
y brujas enamoradas de orcos.

Pero cuando miro alrededor,
con las bombillas en las manos,
no hay nadie.

Nadie, y me refiero a ti.

Se caen los segundos de mis dedos,
como torrentes rabiosos,
me hacen daño.

Me caigo, huyendo del tiempo.
Se oye al lobo y tengo miedo.

Las lágrimas que no se vierten,
dejan rastro, son cuchillos
que escuecen cuando hace sol.

Puedo ponerme caretas,
y sonreír al vacío.

Puedo bromear mientras tiemblo,
y jugar a ser el payaso.

Pero cuando miro alrededor,
con las bombillas en las manos,
no hay nadie.

Nadie, y me refiero a ti.

martes, 5 de abril de 2011

Trago amargo

Mi tierra está seca, mi vientre estéril.
Pían los pájaros.

Lo que siento se deshace a jirones.

Demasiado ligeras son las palabras,
imposible guardarlas. Son mentiras.

No hay sangre, no hay gritos, no hay lágrimas.
Pían los pájaros.

Otro trozo maltratado de mí,
que cae por la ventana.

¿Será tiempo de cambiar de maceta?

domingo, 3 de abril de 2011

quién

Y dime, ¿quién está cosiendo tus segundos? ¿quién guarda cada instante en gotitas brillantes? ¿quién? ¿quién? ¿quién?

es abril

Esta ventana está descolorida, no es que me moleste demasiado, es sólo que es domingo y, siempre, tienen ese sabor raro, como de no acabar de terminar, como de no acabar de empezar.
No tiene sentido, pero las cosas que me importan son pequeñas, aunque tú seas gigante; supongo que tiene que ver con el tamaño de mis manos.
Ahora mismo soy una gelatina de limón, crepitante y medio fluorescente. Tiritona.
Tengo ganas de sentarme al sol, sin nada que hacer o pensar, más que ver cómo caen sobre mí sus rayos, como baila el aire, como pasan las nubes buscando formas…  también podría estar mirando como respiras, contando tus pestañas…
pero hoy está nublado, y tú no estás.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Óxido

La muñeca mecánica, llora aceite.
En el enjambre de tuercas,
suena el viento.

Impotente, mueve sus piezas,
una tras otra, una tras otra,
siguiendo la pauta.

Entretiene.

Fría.

Un payaso de chapa,
amasijo de hierros inútiles.

No tiene nombre.

Baila, con su chirriar de reloj,
en un compás perfecto,
pesado, autómata.

Entretiene.

Grita.

Entretiene.

Va muriéndose,
en su coraza de hojalata;
gritando quejidos metálicos.

Entretiene. Entretiene, entretiene…

viernes, 18 de marzo de 2011

Todos, muertos.

Tras el cristal todos estamos muertos.
Hojas que se pudren,
Como pétalos siniestros asesinados entre páginas.

La arena cae, grano a grano,
enterrándonos,
asfixiando.

Lo que vemos,
no es más que una esfera plana,
la base del reloj de arena.

El cielo… llora tierra.

Salto.

Salto, con fuerza.

Estiro los dedos…

Nada.
Me miro, soy nada.
Un instante. Nadie.

Y tú, no me das aliento.

Di mi nombre. Di mi nombre.
Llámame.

Dame un segundo de eternindad.

sábado, 12 de marzo de 2011

una buena sorpresa

Algo que creía perdido para siempre...  .... El Fiero en KulturArt

http://www.lenett.info/chitipc/principal.html
 http://www.lenett.info/chitipc/lidon/elfiero/
http://www.nigawa.info/chitipc/lidon/elfiero/pers.html
http://www.nigawa.info/chitipc/lidon/elfiero/act1esc1.html

jueves, 10 de marzo de 2011

los papeles mojados no pueden gritar

Lo malo de ser una heroína de cómic, es que a veces pierdes las manos, las orejas o cualquier cosa…
y cuando quieres arreglarlo, igual te has puesto un cazo como pié. No hay forma de andar rápido.

También está eso de tener sólo dos dimensiones que en cuanto sopla la más leve brisa, sales volando sin control.
O que cuando te mojas, te emborronas y desapareces. Por mucho que te redibujes, nunca vuelves a ser igual.
Y luego, que nadie te toma en serio.

A veces te guardan en una funda de plástico, asfixiándote.

También tiene cosas buenas. Puedes vestir de colores chillones y a todo el mundo le pareces genial.

Pero sabes en el fondo, que no puedes quitarte el traje de superhéroe, porque nadie se acordó de dibujar una persona debajo.

martes, 8 de marzo de 2011

tiritas

De todo se aprende, eso dicen. Pero yo me doy golpes una y otra vez. ¿Tendré un peculiar sentido de la gravedad?
Voy a coleccionar tiritas, para empapelarme toda, y hacerme una armadura acolchada de colores.
Hoy escribo por escribir, como quien habla por hablar. Es el viento. Y el cansancio.
Mis neuronas están aletargadas, se han ovillado en un individualismo imposible. No hay comunicación.
Hay días que son nada.

Me gusta el sol. Cuando se ofrece día tras día, alimentándome y quitándome ese frío mortecino que me sale de dentro.
Aprovecho tanta generosidad guardando muy dentro las letras, universos inmensos. Mientras tenso los músculos en el anhelo de un abrazo, que se ha quedado perdido en el tiempo, pero dibujado con tanta nitidez que el olvido no ha podido robarlo.
Tal vez no es cierto que escriba por escribir. La nada siempre está llena. Y yo, soy ruido.

jueves, 3 de marzo de 2011

De egos, fantasmas y anhelos...

Tengo un frasco, hecho del material con el que se crean los pensamientos, que recoge las gotas de ilusión, la esperanza, las luces, las sombras, lo que no te he escrito, lo que he escrito y no te he enseñado…
es un enorme cajón de sastre que tengo para no asustarte.
Mi propia cueva de piratas. Dónde ahogarme a la merced de olas gigantes, mientras me desangran las expectativas, los sueños, mis marañas. Prometeo.
A veces, sólo soy la cerillera, que muere congelada en un rincón oscuro y helado, de cualquier ciudad, cuando se le apaga la última cerilla.

Deseo

Tu voz, grabada en mi memoria, aún me estremece.
Es una suave brisa de noche calurosa de verano, 
una ensoñación, que canta palabras medio susurradas.

Un recuerdo frágil y tierno, que abrazo con mimo, para que no se quiebre.
Que guardo, mío. Y tuyo, si lo recuerdas y lo meces como yo lo hago.

Delicado.

Desdibujado, de tanto que lo he ido remendando, en la ausencia.
Doloroso, porque por mucho que lo acune, 
no es más que un eco lejano de ti.

¿Cuándo digo tu nombre, me oyes?

viernes, 25 de febrero de 2011

Peso

Los cordones de las botas se han convertido en pesadas sogas que, 
se enganchan y enredan allí por donde piso. 
 Hay tantos nudos que apenas me puedo mover ya.
Voy a tropezar, yo sola, y me daré de bruces contra el suelo.
Patalearé, como siempre, 
despotricando contra la conjura universal que me hace tambalearme.
Y luego, después de convertirme en cenizas, me levantaré… 
soñando con que calmes mis neuronas acariciándome el pelo.
¿Será que soy muy torpe y por eso siempre me caigo?

martes, 22 de febrero de 2011

Recuerdo la fragilidad de tus manos.


No eran de gigante, o tal vez sí, no me he cruzado con muchos.
Las miré y remiré, mientras hablábamos, mientras andabas, mientras bebías… no sabía cómo definirlas: ¿sensibles? ¿suaves?
De pronto, como suele ocurrir todo, volvieron a mi mente. –Demasiado tiempo después-.
Frágiles. De una delicadeza indescriptible.
Pensarás que estoy loca. No me importa, yo lo he visto.

Un día de estos compraré embalaje de burbujas, tal vez tengas tiempo para explotarlo conmigo, como dos idiotas. Yo creo que será divertido.

De dragones, trasgos y pantanos...

Mi monstruo respira acompasado y tranquilo en mi regazo.  Con las zarpas clavadas en mi vientre, se alimenta de mí, despreocupado, inocente.
Yo tiemblo, de forma imperceptible, pero lo hago. No me puedo separar de él.
Cada trago de vida que se lleva consigo, me devuelve un hilo de veneno, que se entreteje por dentro, criando, vaciándome… embalsamando.

Mis ojos, tienen pupilas de muñeco disecado: oscuras y muertas.
¿Es toda esta literatura que me acompaña o es la locura?

El tiempo pasa, él crece, yo menguo.
 Me encorvo, de forma imperceptible, pero lo hago. Me vuelvo gris.

Lo más raro, puedo imaginarme rodeada de luciérnagas, como si fueran cascabeles mágicos en una noche extrañamente azul, pero serena.
Cuanto más trato de pisar sobre la tierra, más salvaje se vuelve la fantasía contra mí. Ojalá escribiera cuentos, tal vez así podría respirar y no simplemente sobrevivir a intervalos entre las olas furiosas.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Dónde te escondes para que el tiempo no te encuentre


Los saltos del hombre invisible crean huellas imposibles, y no hay forma de seguirle cuando el barro de este pantano me cubre las rodillas; a penas siento ya los dedos de los pies en este frío.
Pero persisto. Aunque sólo sea una sombra, que quiere tocar el sol. Un poco de calor no me vendrá mal. No importa si me quemo. Ícaro. Tu luz me nutre.

Pero a un ritmo enloquecido me desnutro, devorándome para quedarme en un pellejo gris y huesos afilados. Ceniza.
Todo a mí alrededor es húmedo y helado. O tal vez no. Pero los colores no importan, si no hay luz para crearlos, si no está tu voz en mi oído… y aún así es insuficiente. Demasiada sed. Y hambre.

Te escondes, dando giros y brincos, como un gigante saltamontes mágico, dejando la estela helada de un cometa, para que vea tu paso, atraída por tu gravedad.

Te orbito, en una elipse imposible, llena de rizos, como un collar de macarrones: fea, inútil, no tengo función.

En esas piruetas que haces escondiéndote para que el tiempo no te encuentre, me dejas en este planeta fangoso, sin urna de cristal; con mi miedo a quedarme helada mientras me golpean los vientos. Me mareo.

Pídemelo y te tejeré una guarida de piratas, sin techo, ni límite, dónde entre todo el aire del mundo, con recovecos para que guardes todos tus cofres. Repleto de paredes que puedas mover y romper a placer, o colgar todas esas imágenes donde guardas almas instantáneas… una cueva donde puedas gritar para conversar con tu eco, y puedas regresar en los momentos difíciles, o cuando la nada te invada… el lugar donde puedas ser Prometeo en su castigo eterno, siempre y cuando me dejes ponerme entre tú y el águila.

Prometo que habrá un laberinto, donde me esconderé, perdida, buscándote, de forma que tu guarida sea sólo tuya y, puedas huir de mí.

Yo no grito.

Sólo dame tu luz intermitente, para mantenerme con vida y poder seguir cosiendo tu refugio, las estrellas, la tierra, las noches, los días… a tí no te puedo inventar.

viernes, 4 de febrero de 2011

un pensamiento

Es absurdo, pero odio a todas esas piernas que te han tenido.
Calipso con múltiples caras.

Vagas, errante, en océanos con acantilados escarpados.

Delirio. Me reivindico única.
¡Cómo si quisieras quedarte en algún puerto!

La fábrica

En el letargo de mi adicción a las amapolas, la fábrica vieja ha caido. Y ni he dicho ni he pensado nada.

Aquel muelle, ahora la fábrica.  Todo se lo lleva el tiempo.


Yo, acumulo recuerdos.

#

-          ¡Detente! ¡No corras!
Apenas salía mi voz, mientras me asfixiaba corriendo, intentando frenar la estampida. Pero era tarde, lo sabíamos los dos. 
Con su carrera enloquecida había despertado a todos los paraguas que, como misiles nos atacaban por todos los flancos.

Un último recuerdo. Su voz diciéndome, como en un sueño, "tenías razón, debí haberte esperado" .


jueves, 3 de febrero de 2011

Pensando en la utilidad de este blog


Algo está claro, doy rienda suelta a mi soliloquio desquiciado.
Sigo escribiéndote a ti,
 desdoblada o no.
-a ti-. En esta
voltereta extraña,
invento de mi locura,
desorden mental.

No es una declaración de intenciones, es sólo que no me basto.
Es demasiado grande el hueco que me dejas, en tu distancia.


Aquí, me libero del ego de Prometeo, simplemente dejo esos universos que se me quedan enganchados en la garganta, por no poder decir(te)los.

Prometeo


No sé porqué nunca he firmado como Prometeo. El nombre del blog pretendía ser una especie de pseudónimo, pero surgió la cerillera… que en realidad es más como yo, más Epimetea…

Ahora estoy aquí, en este desdoblamiento del blog, dándole más vida a la cerillera, creo. No estoy muy segura sobre qué va a salir de aquí