viernes, 18 de marzo de 2011

Todos, muertos.

Tras el cristal todos estamos muertos.
Hojas que se pudren,
Como pétalos siniestros asesinados entre páginas.

La arena cae, grano a grano,
enterrándonos,
asfixiando.

Lo que vemos,
no es más que una esfera plana,
la base del reloj de arena.

El cielo… llora tierra.

Salto.

Salto, con fuerza.

Estiro los dedos…

Nada.
Me miro, soy nada.
Un instante. Nadie.

Y tú, no me das aliento.

Di mi nombre. Di mi nombre.
Llámame.

Dame un segundo de eternindad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario