Tengo un jardín en la terraza, lleno de bombillas apagadas en macetas.
Las miro cada día, esperando que crezcan y florezcan, dándome luz.
Les hablo y, de vez en cuando me parece ver un destello…
Luego me doy cuenta que es el reflejo de mi cara paliducha
Pero es tarde, ya se me ha hecho un nudo en el estómago.
Hay quien cuida plantas, o tiene alguna mascota…
Yo soy la dueña de lo inútil.
Supongo que mi mundo parece inerte y frío, muerto.
Respiro, de forma lenta y difícil, como dicen los libros y,
aunque miro complacida mi jardín
-ego-
Sé que sólo yo veo mis dibujos.
Trago saliva -amarga pregunta: ¿no me ves?-